jueves, 13 de marzo de 2008

la perla

La perla

Capitulo 2:

El pueblo se encontraba en un amplio estuario, sus viejos edificios de fachadas amarillas no se apartaban de la playa. Y en la playa se alineaban las canoas blancas y azules que venían de nayarit, canoas preservadas durante generaciones por un revestimiento, duro como el nácar y a prueba de agua, cuya fabricación era un secreto de los pescadores.

Eran canoas muy elegantes, con proa y una zona reforzada en el centro, donde se podía instalar un mástil para llevar una pequeña vela platina.

La playa era de arena amarilla pero, en el borde del agua, la arena era sustituida por restos de conchas y de algas. Cangrejos violinistas asían burbujas y escupían en sus agujeros en la arena, y, en los bajíos, pequeñas langostas entraban y salían constantemente de sus estrechos hogares entre la arena y el canto rodado. El fondo del mar era rico en cosas que se arrastraban y nadaban y crecían. Las algas marrones ondeaban en las leves corrientes y la verde hierba anguila asilaba, y los caballitos de mar se adherían a sus tallos. El bote marchando, el pez venenoso se hallaba en el fondo de los lechos de hierba anguila y los cangrejos nadadores de tonos brillantes pasaban sobre ellos a toda velocidad.
EL HOMBRE QUE CALCULABA

Por:
Christopher Eduardo Ávila Calderón


El libro que leí trata sobre un hombre que calculaba todo, es muy interesante por que según el libro el hombre que calculaba lo hacia por pasatiempo por que un día no tenia nada que hacer entonces comenzó a ver las hojas de los árboles o los panales de abejas y los contaba tal era su destreza para calcular que llego a saber cuantas ramas había en un árbol y también cuantas hojas.

Este libro yo se los recomiendo porque es muy bueno y nos enseña a ver como las matemáticas son indispensables en la vida cotidiana de nosotros y nos puede ayudar a resolver problemas.